La población global ha experimentado un crecimiento considerable en los últimos siglos, conllevando a una mayor demanda de alimentos. La pesca salvaje ha sido, por muchos años, la principal metodología de pesca usada para poder satisfacer la gran demanda mundial.
Sin embargo, la acuicultura o ‘’cultivo de peces’’ ha resultado una gran alternativa para manejar la demanda y evitar que la sobreexplotación y el sobreconsumo puedan agotar los recursos, tanto marinos como de ríos.
Son dos prácticas de pesca diferentes, por lo que si tienes una empresa operando en el sector pesquero o de acuicultura, es de vital importancia que sepas cuáles son sus diferencias.
Pesca salvaje: Productos con sabor y calidad
La pesca salvaje hace referencia a la actividad de captura de peces y mariscos que se realiza en su hábitat natural (ríos, lagos o mar abierto). En este entorno natural, los animales acuáticos se alimentan de otros peces y especies acuáticas por su propia caza.
Es por esta razón que los productos obtenidos mediante este método de pesca cuentan con una mayor calidad, mejor sabor y menor carácter artificial. Características distintivas muy apreciadas en el sector, especialmente al consumidor.
Acuicultura: Una crianza controlada
La acuicultura consiste en procedimientos, técnicas y actividades dirigidas a la producción, comercialización y cultivo de organismos marinos.
Esto se realiza mediante piscifactorías — recintos de agua que funcionan como granjas — en donde se controla la crianza de estos animales, incluyendo la calidad del agua y su alimentación.
Tiene como objetivo la crianza y procesamiento sostenible de animales acuáticos para su repoblación, así como propósitos comerciales.
Pesca de piscifactoría o salvaje: las diferencias
Aunque a algunos consumidores les pueda resultar imposible distinguir mariscos o pescados salvajes o de piscifactorías a simple vista, existen diferencias claras. Las veremos a continuación.
1. Cualidades organolépticas
Por un lado, la calidad de sabor y sus cualidades organolépticas — olor, aspecto y textura — es lo que más destaca del marisco procedente de la pesca salvaje. La carne suele tener un color más oscuro, con una textura firme, fibrosa y menos jugosa, pero más apacible al paladar que aquellos producidos en cultivos. También destacan por sus matices de sabor que se pueden distinguir en su preparación.
Los mariscos de piscifactoría, por su parte, tienen la carne más clara, una textura más jugosa y tierna y un olor con mayor intensidad.
2. Alimentación y valor nutricional
Los mariscos y peces salvajes destacan también por su gran valor nutricional al tener una dieta variada y natural, sin usar antibióticos ni productos artificiales en su alimento, como puede ocurrir en piscifactorías. Destacamos también que son los largos desplazamientos que realizan para buscar alimento o cambiar de agua, lo que les aporta una mayor cantidad de proteína, omega-3 y menor cantidad de ácidos grasos.
Por otro lado, el marisco y pescados de granja, usualmente son alimentados a base de pienso compuesto con alto contenido energético. Sin embargo, al ser criados en tanques de agua, los mariscos de piscifactorías realizan menos actividad física de desplazamiento, por lo que contienen una mayor cantidad de grasas saturadas y menor cantidad de proteína.
3. Trazabilidad
Los mariscos de acuicultura cuentan con un mayor control sobre su evolución de crianza, evitando así la contaminación de la carne por parásitos. Esto no es posible con la pesca salvaje al ser mariscos viviendo en libertad.
4. Control sanitario
Ambos métodos de pesca están sometidos a rigurosos controles de calidad por la Comisión Europea. Aunque es verdad que en las piscifactorías el porcentaje de antibióticos, hormonas y otras sustancias puede resultar mayor que los pescados criados en libertad.
Sin embargo, en la actualidad, estos controles hacen que el porcentaje de estos elementos sea tan reducido en la pesca de cría que no supone ningún riesgo para la salud humana.
5. Sostenibilidad
La sostenibilidad es una de las razones principales de la creación de la pesca de cultivo, ya que se contribuye con la repoblación de animales de origen acuícola.
Sin embargo, la pesca salvaje también puede ser eco-friendly tal y como fomentamos desde Krustagroup. Para ello se deben aplicar actividades y acciones sostenibles que sean respetuosas con el medio ambiente y contribuyan con la reducción de la sobrepesca. La responsabilidad y la importancia de hacer uso de prácticas sostenibles recae tanto en la pesca salvaje como en la pesca de cultivo.
Por esta razón es importante aplicar y mantener estándares de sostenibilidad en ambas, fomentando así, una pesca responsable para un ecosistema acuático sostenible a largo plazo.
En Krustagroup tenemos el compromiso de ofrecer productos de calidad mediante la pesca salvaje, contando con certificaciones en seguridad alimentaria y sostenibilidad que avalan nuestras prácticas sostenibles de pesca y la calidad de nuestro procesado.
